Nuestra cabeza registra las conclusiones que provienen de nuestros sentidos, éstas forman una nube que podemos bloquear con la saturación que viene del exterior.
Los oídos escuchan voces de ayuda que las ensordece el conformismo. Nuestra lengua expresa el sabor de lo inconforme, que queda saturado por los gustos de los que más tienen. Por nuestra nariz entra el aroma de la pobreza embadurnada por una fragancia de culpabilidad y responsabilidad. Nuestra piel se contamina con el malestar político, educativo y social, situación que va cuarteando las esperanzas de cambio.
En nuestros párpados descansa un mundo mejor, cuando están cerrados; aparece, dejando volar la imaginación y la creatividad que caracteriza a las personas. Nuestros ojos nos confirman un mundo en el que la desigualdad existe en el que las personas son dirigidas hacia un imaginario que pretende esconder los problemas.
¿nos dejamos guiar por nuestros sentidos?
En tus manos reposa la decisión de pasar a la acción conducir al mundo hacia un destino más justo donde se sostenganprincipios que favorezcan la equidad y justicia, donde no se tenga miedo al cambio social.
En tu mano está la llave…
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